viernes, 18 de julio de 2014

En ocasiones me coloco algo nervioso, es estúpido tanto porque me hace sentir como si estuviera de nuevo en secundaria, como por la ilógica razón por la cual termino con ese incomodo sentir: Ella.

Hay días en los que me permito recordarla sin imponerme ningún tipo de limite.

Recuerdo su mirada, su hermosa mirada... y me pregunto como será ahora. Antes era tan adorable y expresaba tanta calidez, que dolía. Como extraño esa mirada; sobre todo cuando me la dedicaba a mi, y mas aún cuando era yo quien la ocasionaba.

Recuerdo sus mejillas, tan tiernas y ligeramente grandes que no podía evitar querer acariciarlas a cada segundo del día, tomarla entre mis manos... como extraño sentir su rostro entre mis manos mientras la acercaba para fundirme en sus labios con toda la serenidad que el momento permitiera.

Oh, sus labios... hacían que mi corazón se volviera frenético con tan solo una sonrisa, y ni pensar cuando los acariciaba rozando tiernamente los míos... me volvían loco en todos los sentidos y a la vez me otorgaban tanta calma, una fusión de ambos sentimientos que me dejaba sin aliento.

recuerdo su tierna y algo aguda voz hablándome con cariño, recuerdo todas las veces que repitió lo mucho que me quería y que nada podría separarla de mi, jamás...

Recuerdo sus expresiones, en algunas ocasiones me sacaba carcajadas y en otras sencillamente me recordaba repetirme lo mucho que la adoraba.

Al final, inevitablemente, la extraño tanto que hace cada latido de mi corazón una explosión repleta de nostalgia y ligero dolor... pero sonrío porque recordar esas cosas me hacen sentir bien, luego de un par de suspiros me digo lo mucho que la amo, lo idiota que soy por hacerlo... y lo orgulloso que estoy de eso.


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