viernes, 2 de enero de 2015

Sleep

Da igual las veces que sonría cada día, da igual lo mucho que pretenda estar bien, no importa que tan alegres me resulten algunos efímeros momentos, a la final eso no tiene ningún valor, ningún sentido para mi. Cada maldita noche, justo después de que el sol cae ya mi sonrisa le da la bienvenida a la luna desapareciendo, mis ganas de fingir alegría, mi auto-control como tal. Aquella fuerza que insisto en fingir tener, desaparece en el segundo que la luna comienza su asesina danza con la oscuridad, teniendo de publico incontables estrellas. Todo mi esfuerzo por ser una mejor persona, no por mi, nunca seria una mejor persona por mi; sino por ella, porque se que siendo la persona que soy ahora, así de débil, cobarde, inútil... jamas podre entregarle la calma que realmente necesita. 

Pero al final de cada día es igual, todo termina de la misma manera: Mi muerte. Justo antes de dormir la muerte me recuerda los inviernos que me quedan para aprender a respirar una vez mas.

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