Corría el año
de mi 1959, en la ciudad de San Francisco. Una ciudad muy emprendedora para su
época. El calor azotaba a la ciudad, pero ese día muchas cosas pasarían muchas en la vida de Travis Ridge Jr. Nacido en San
Diego, se había mudado a los 19 años a San Francisco. Su pasado es simple. Salió de la secundaria por problemas
emocionales. Antes de salir, Adam, su mejor amigo, le recordó que la vida hay
que vivirla no solo, sino compartiéndola con aquellos que mas se quiere. Ese
día Travis partiría a San José. El Creyó que sus problemas quedarían saldados
pero no fue así.
Se dirigió a
la estación de trenes de San Francisco, llevaba su traje marrón con su corbata a cuadros. Sus 29 años no hacían
efecto en la vejez de su cara. Alto de cabello negro, peculiar pero de gran
animo. Al llegar le dijo con voz grave al vendedor:
- - ¡He! Amigo, un ticket para
San José
- - ¿Y usted quien se cree?
- - No me creo nada… Mi Nombre
es Travis ridge, gerente de Industrias Mc Connors. Futuro gobernador de San Francisco.
- - ¿Ahh? ¡Que yo sepa aun no es
nada, así que mas respeto señor!
Tomó su ticket
furioso y se dirigió inmediatamente al vagón del tren. A primera vista notó muy
adelante su muy querido tío Andy Mc Connors, un viejo regordete de algunos 74
años de edad. Se dirigía a Los Ángeles para inaugurar su nueva franquicia de
Café. Todos en San Francisco conocían Coffé &
Cookies, una pequeña porción de las Industrias Mc
Connors.
Se sentaron a
hablar por un largo rato, mientras el tren arrancaba de la estación. Cuando muy
rápido subió al vagón una pelirroja, delgada, de piel clara, ojos castaños y de
cara muy suave. A simple vista cualquiera diría que es la chica de sus sueños,
pero años atrás Travis se había enamorado perdidamente de ella. Su Nombre, Mary
Banks, de un año menor a él, tuvo una gran amistad con Travis, hasta que llego
ese día.
Enseguida se
sentó unos puestos mas adelante. Travis la observaba mientras Andy seguía
hablando de cuando apenas era un granjero en Wisconsin. Mark se levantó y con
un nudo en la garganta se dirigía hacia ella. Pero algo se lo impido y se
devolvió a su asiento. Enseguida una voz conocida le ordenó.
- ¿Qué demonios
haces sentado?
Enseguida
Travis se levantó, al verle el rostro, era Adam, que venía en el mismo tren. Se
alegró al verlo por que días antes, Adam le había dicho que iba a viajar a Venecia,
a construir un puente para el gobernador, Giarberto Di Carlo.
- - ¿Qué? ¿Qué? ¿Haces aquí?
- - Te dije que no te dejaría
con tus problemas.
- - ¿Pero, tu trabajo, lo perderás?
- - Eso puede esperar Travis.
Ahora ve y habla con ella.
- - Pero ¿Qué se supone que le diré?
Cada vez que me encuentro con su mirada me quedo sin habla.
- - Tan solo ve amigo, sonríe y salúdala.
Apuesto que al pasar tanto tiempo se sorprenderá de verte, ¡anda! antes que el
rubio de la barra ataque antes, la está viendo mucho.
Eso fue más
que suficiente para hacer que Travis reaccionara. Levantándose, con las manos
ligeramente sudadas se encamino hacia la mesa de Mary con una nerviosa sonrisa.
- - Ho…Hola Mary, ¿Me recuerdas?
- - Oh mi dios, ¿Travis? –Pregunto
con un brillo en la mirada-